Una mirada a la historia de San Francisco Echeverría.

Una mirada a la historia de San Francisco Echeverría.
Los pobladores de la comunidad de San Francisco Echeverría, del Municipio de Tejutepeque Cabañas, al igual que muchos otras comunidades rurales de El Salvador sufrieron persecución y exilio, durante el embate de la guerra civil que vivió el país desde finales de los años ´70 hasta los inicios de la década de los ´90.
Dentro de la estrategia de guerra de baja intensidad, la fuerza armada de El Salvador, a través de sus distintos batallones de reacción militar realizo numerosos operativos de rastreo de las fuerzas insurgentes del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) en la zona.
El evento que más afectó a los habitantes de San Francisco Echeverría y de sus alrededores fue el operativo “Tierra Arrasada” ejecutado por el Batallón Atlacatl entre el  18 y 22 de julio de 1984. En este hecho se registro la masacre de una gran cantidad de personas de la población civil que habitaba la zona. Este suceso marcó la historia e identidad cultural de los sobrevivientes y de sus descendientes.
Para las familias de los caseríos de San Francisco y en general de los habitantes de las zonas de conflicto esta época fue difícil debido a las condiciones en las que vivían. Los habitantes debían permanecer alertas a los operativos militares para movilizarse y no morir durante las incursiones realizadas por el Ejército. Además, cada operativo significaba la destrucción de los cultivos y la búsqueda de un nuevo lugar donde vivir. 
Las tierras de San Francisco Echeverría eran reconocidas como: la Hacienda Los Arévalo, además de la propiedad de Alberto Martínez y la de Aníbal Martínez.
En sus inicios el proceso de organización de la comunidad San Francisco Echeverría,  al igual que en muchos departamentos de El Salvador se dio en un contexto de explotación y marginación social. Si bien la pobreza y la falta de tierra para cultivar fueron las causas primarias de la organización, ésta no se habría desarrollado sin el impacto que tuvo la religión en este proceso.
En 1968, los obispos de Latinoamérica acordaron en la segunda conferencia general  realizada en Colombia que “no podían ser indiferentes ante las injusticias sociales existentes”. La participación de los pobladores de la comunidad fue a través de las comunidades cristianas de base.
La historia de los  habitantes de la comunidad San Francisco Echeverría es de vital importancia no solo para los que la vivieron sino también para las nuevas generaciones, es por ello, que cada año se conmemora los masacre realizada en la comunidad y en sus alrededores para mantener viva la memoria y reivindicar la lucha de  las personas que fueron asesinadas inocentemente por las fuerzas militares de esos momentos.  
Fuente libro: “Una historia no contada.”

   
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